Jovany Delgado/Tic Tac Deportivo
Hablar de lucha libre es hablar de un deporte espectáculo, de tradición, cultura, trabajo ya que algunas personas viven de eso… de la venta de souvenirs, boletaje, de confeccionar trajes para luchadores, botas, máscaras y en mi extraño caso, por ejemplo, de tener la ilusión en convertirme uno de ellos.
A mediados de los 90’s una convulsión me llevo al hospital “¿Algún golpe, alguna caída que haya producido esto señora?” -le preguntaban los médicos a mi madre, a lo que ella solo contestaba que no, aunque después de darle vuelta a los recuerdos dijo, “hace 2 años se cayó de la cama de cabeza, porque estaba viendo las luchas” … Un martinete contra el concreto del piso me hizo una fisura en el cráneo, de la cual nunca me di cuenta, ya que jamás hubo sangre, aunque 2 años más tarde resultó en epilepsia.
Los niños de mi edad jugaban a ser Robocop, Mazinger Z, Los Caballeros del Zodiaco, He man, Gokú o los moto ratones de marte, yo era diferente, yo quería ser Octagón, Pierroth o el gran Atlantis, aunque desde entonces a mamá le sacaba canas verdes que mi papá me regalara máscaras de luchadores… esos muñecos que solo tienen una posición y por supuesto que estaba prohibido ver la AAA, aunque esa era una misión imposible para ella.
Los sábados, todos los nietos nos sentábamos con mi abuela a ver al Perro Aguayo agarrarse a trancazos a los hermanos Dinamita.
Crecí y aun me emociona ver como en las películas el Santo vence a las momias de Guanajuato, o Blue Demon y Mil Mascaras a Hombres lobo y mujeres vampiro, hace años hice un sketch donde el luchador más icónico de este país mandaba al infierno a las momias y de verdad yo me sentía el Santo, a mi esposa no le hizo nada de gracia, de hecho le daba pena, pero mi hijo solo ponía cara de que yo era un super héroe y eso valió cada instante.
Un día me ofrecieron presentar luchadores en una función en la ciudad de Morelia, y temeroso de aquella aventura, respondí que yo no tenía idea de cómo hacerlo, pero los ánimos que me dio, aunado a que presentaría a mi ídolo Atlantis, me obligaron a dar un sí de inmediato.
Ahí conocí el otro lado de la moneda, y estoy listo para compartirlo en cada texto, porque la magia que existe en este deporte es magnífica y como dijo el hijo del Santo “Siempre hay que levantarse después de una caída, en la lucha libre y en la vida”.